martes, 27 de marzo de 2012

Imposibilidades de lo imposible.



Romina vivía en el Buenos Aires agitado de 1919, por esos años, el aire se hallaba hinchado y atravesado por docenas de ideas: políticas, sociales, económicas. Los anarquistas y socialistas que habían llegado hacia poco a "hacerse la America" habían derramado por estas tierras ideas de igualdad, solidaridad, asociativismo, etc.
Argentina era destino de muchos europeos, el era un español anarquista que había llegado en el 15, En un carguero repleto de gentes que venían buscando un futuro mejor para si y su familia. Alberto llego solo al puerto de Buenos Aires con una pequeña maleta en sus manos.
El destino iba a hacer que esas dos personas se cruzaran en una urbe que bullía todos los días. Romina era hija de un empresario porteño de mucho dinero, Alberto obviamente lo único que podía hacer era vender su fuerza de trabajo por su origen de extragero pobre. Durante 1918 y 1919 ella lo vio un par de veces, Alberto era un español morocho, alto, de piel blanca pálida y manos curtidas por el trabajo constante. Ella era una morocha hermosa, dueña de un cuerpo con curvas que le hacían perder la cabeza a cualquiera con pelo negro largo algo ondulado que tenia siempre aroma a jazmín.
Romina había quedado prendada de la figura recia del ibérico los brazos fuertes, las manos toscas y un discurso de barricada que le movilizaba todos los pelos del cuerpo. Este joven de 27 años era un dirigente activo de la lucha por la reducción de la jornada laboral de 11 a 8 horas, mejores condiciones de salubridad, la vigencia del descanso dominical, el aumento de salarios y la reposición de los delegados despedidos. Activo militante de la F.O.R.A. Una relación imposible a ojos de la sociedad de aquel momento y a la vez imposible por que uno de los actores de la historia no reconocía a la otra, es que Alberto tenia una relación con una joven de 22 años, que vivía en un conventillo cercano a sus casa, de la cual estaba profundamente enamorado, desconocía totalmente la devoción de Romina hacia el, es más lo único que conocía de ella es que era hija del patrón. Ella por su lado cada vez que lo veía dirigiendo la palabra a los trabajadores o lo cruzaba en la empresa de su padre quedaba embelezada, era una locura pensar en esa relación pero ella diariamente buscaba las formas de conseguir la atención peninsular.
Durante 1918 los sucesos se fueron concatenando y para fines de años y principios de 1919 sucedió lo temido los obreros tomaron los talleres de Vasena y sectores nacionalistas de la Liga patriótica atacaron con furia los obreros que tomaban el taller dejando como saldo 700 muertos en el enfrentamiento y centenares de heridos. Esto se conoció como semana trágica. En ella el papel de Alberto fue preponderante a pesar de todo escapo a la represión, y las refriegas de los talleres, Romina buscaba, presionaba por todos los medios posibles. Para tener un contacto si quiera con el, buscando cruzar palabras, sostener una charla o conseguir su dirección, a sabiendas que su relación era un imposible. Así fue como un 6 de abril se encontró con el saliendo de la fabrica. Lo vio salir y el corazón se le paro en seco y comenzó a galopar casi fuera de control, las manos le sudaban y un escalofrío le corrió por toda la espalda. Balbuceo un Hola entre dientes que costo entender, a lo que el respondió de la misma forma quitándose la gorra de paño de la cabeza, lo siguió, quiso sacarle un tema de conversación preguntando como había transcurrido su día y que necesitaba hablar con el. Alberto se excuso cansado y sucio como estaba no podía ir a ningún lado, Romina terca como era insistió invito un café, finalmente el español accedió manifestando curiosidad por el encuentro.
Una vez en el bar hablaron de trivialidades preguntando por los orígenes de cada uno, hasta que después de mas de 50 minutos de charla el consulto a que se debía la invitación y urgencia de la charla. Romina se abrió el pecho y tiro el cuore sobre la mesa, expresando todo lo que sentía por este catalán de aspecto recio el trataba de continuar el hilo entre sorprendido y anonadado pero Romina explicaba con lujo de detalle las oportunidades en que lo había visto y además los sentimientos despertados en estas ocasiones. Cortésmente Alberto la freno, explico que estaba en pareja, que tenia su compañera hacia un tiempo ya y que pensaba seriamente en convivir en cuanto pudiera obtener un mayor ingreso. Pero agradeció la sinceridad con que "tan bonita dama" se expresaba.
Quedo destrozada, el corazón mutilado en mil pedazos sobre la mesa del café le dolía estaba fuera de competencia por un tipo con el cual soñaba hacia mas de dos años, no entendia de las razones, que el le habia planteado. el cafe quedo por la mitad de la taza, la situación se tenzo y el aire se cortaba con un hilo. Ambos quedaron en silencio el rompio el hielo tratando de abrir el juego y pidiendo disculpas si se quiere, ella asintio y comprendio. Asi por un rato se miraronel cafe se termino, el se levanto pagando su cafe, nuevamente se saco la gorra saludando cortesmente y se retiro.
Pero como ya dije, tozuda y terca como era busco hasta que encontró la dirección de la casa donde Alberto vivía, era un barrio obrero de Buenos Aires donde las casas era casi una sumatoria de una sobre otra que le llamaban conventillos, allí vivía este joven. Escapando de su padre decidió emprender una caminata larga, después del turno fabril, de los trabajadores y llego al momento en que el catalán se aprestaba a cenar. Golpeo sobre una puerta de lata y espero respuesta desde adentro se escucho la voz metálica gruesa que decía Pase.
Entro y cuando el alzo la vista no podía creer lo que veía la hija del jefe en su casa, se apresuro a despejar una silla llena de ropa y ordenas la cama destendida sobre la cual había libros de Kropotkin y Malatesta. No entendía nada. Ella s apresuro, se abalanzó sobre el y le robó un beso, el busco sacarla de encima buscando que entre en razón, nada de eso sucedió. La cama destendida fue escenario de una batalla titánica donde dos cuerpos fueron haciéndose uno, durante horas, la cama crugia y la transpiración de los cuerpos mojaba las sabanas viejas, se besaron, volvieron a comenzar, asi trascurrio la noche. No había explicación lógica para lo que sucedía, pero sucedió.
A los pocos días se encontraron nuevamente pero en esta ocasión Alberto explico que lo sucedido nada tenía que ver con la realidad y que se mudaba con su compañera... Romina sintió el mazazo y deambulo sin rumbo por dos horas, caminado cuasi sonámbula por las calles, llego a su casa y se encerró en su pieza. De allí no volvió a salir, en una nota al pie de la cama explicaba que había probado el néctar de los dioses y se negaba a vivir el resto de sus días sin el. Alberto siguió trabajando, su vida trascurrió de fabrica en fabrica como delegado y militante de causas obreras.