lunes, 26 de noviembre de 2012

Luz

El timbre sonó, apresurado busco las alpargatas que al costado del sofá había dejado mientras dormía una siesta de varias horas. Vuelve a sonar, a lo que digo:
- ya va.
Llego a la misma y cuando abro un fanal de luz hizo su ingreso por la puerta, la habitación se lleno de claridad. En el pórtico: una joven de sonrisa amplia, pelo negro color azabache y una trenza hermosa que cuelga por su hombro derecho. Me deja sin habla. Es el día de hoy, que yo sostengo, que era su sonrisa la que reflejo ese día la luz hacia el interior de la casa. Pero eso es para otro momento ahora sigo comentando que paso en aquel instante. La joven ofreció algo aun no recuerdo que, yo en cambio seguía obnubilado con sus ojos cafés, con su perfume de rosas y su trenza.
 De golpe desperté casi de un salto, el reloj despertador sonaba y un cigarro se había consumido durante la noche en el borde del cenicero. Nada había, la luz no estaba, los ojos y la sonrisa menos  una sensacion agria me resecaba los labios y la puerta estaba del patio desvencijada por los años permanecia abierta Por una rendija de ella se colaba un minúsculo rayo de sol, salí a el patio volqué la yerba del mate que había quedado el día anterior y me dispuse a desayunar unos amargos antes de ir a dar clases.
 Minutos después cerré la puerta camine las 3 cuadras que me separaban de la parada de colectivo y espere que el mismo llegara, subí al colectivo me senté y prestando poca atención a mi entorno no me percate, estaba ahí, la joven que había visto anoche estaba ahí en el asiento de enfrente, con la misma trenza y la misma ropa Me miro como reconociendo a alguien que uno no ve hace mucho. me apresure a cruzar algunas palabras con ellas total que me que me queda por perder.
Me arme de valor, dispuse mi mejor sonrisa y busque contarle a través de una épica historia como es que este desprolijo personaje la conocía, asintió con la mirada y se dispuso a escuchar
Con los vientos de la soledad arreciando sobre mis espaldas y asome al borde del acantilado mirando fijo los bordes filosos de las rocas. me percate que no hay miedo que me paralice los músculos hoy me lanzo del barranco abrazando al gran Céfiro a quien ofrendo la escasa confianza que me queda... 

en otro momento sabrán si logre atrapar "esa" diminuta fuente de luz.
F. L. G "alias" P4ToTa