martes, 19 de marzo de 2013

Gris

Gris era el opaco color que cubria sus ventanas, gris eran los vidrios esa tarde, mientras de manera parsimoniosa la gota recorría lentamente los vidrios hasta llegar al final de su recorrido y estrellarse contra el suelo para desaparecer entre las demás que ya conformaban el liquido en el suelo.
Gris era el color que sobresalía entre el herrumbre de la puerta desvencijada que se hallaba al frente de la casa... en pocas palabras el día era gris.
 La lluvia y el viento borrascoso dominaban un día plagado de tristeza, que para colmo de males tenia como dato, que ese mismo día le habían avisado a Martin que no contarían con sus servicios en el trabajo, palabras mas palabras menos era un nuevo desempleado en un día de lluvia que complicaba un poco más las cosas. Lo cual le apuntalaba un poco más la tristeza y la impotencia que sentía.
A pesar de todo busco poner buena cara a la llegada a casa, tratar de no pensar tanto y tomarse unos mates con esa gringa hermosa que lo esperaba, madre se su retoño. Levanto la cabeza entro, tratando de hacer el menor ruido posible pensando que dormían la siesta. Y al ver que en la cocina  estaba una hornalla prendida con un olla encima y harina sobre la mesa. Comprendió que el cuadro pintado era el de su mujer amasando unas tortas para la tarde. Se pensó peor aún, maldijo en silencio, busco sonreír pero no le salio... un lagrimon se le pianto del ojo y rodó como una avalancha por su rostro de pura bronca nomas, de pensar con que mantener la casa, de los sueños que se partían en 50 pedazos.
Apenas balbuceo un buenas tardes, mientras Mariela corría por detrás buscando razones de porque ni un beso al entrar. Al llegar a la pieza encontró su compañero derrumbado sobre la cama buscando la explicación mirando fijamente en el suelo. Cruzaron solo dos palabras y en en ese llegar abrazarlo, besarlo, algo se disparó, Martín se incorporo besándola de forma furiosa. Buscando complacerla al menos de esa forma, como todas las noches sucedía a pesar del cansancio o la rutina, se besaron el con lágrimas húmedas aun ella con sorpresa pero de ninguna forma negandose.
El tintinear de las gotas sobre el techo de zinc acompaño el amorío, sobre la cama se amaron furiosamente, la preocupación desapareció por unos minutos y el placer mutuo se hizo carne en sus cuerpos. A pesar del día otoñal, la transpiración se apodero de sus torsos desnudos.
Después de mas de una hora de frenesí, ambos quedaron rendidos, Martín mirando las nubes grises alzándose en el cielo de la tarde ya entrada, que aun seguían descargando gotas desde allá arriba, Mariela pregunto el porqué de su preocupación de esa tarde. El opto por callar, mirar hacia afuera nuevamente, y responder
-nada, solo un día gris.
                                                                                    F. L. G "alias" P4ToTa