martes, 14 de octubre de 2014

El fuego

Invento del ser humano para cocinar carnes, calefaccionarse, etc. Al que luego se le fueron agregando otras funciones, este fuego que hoy en el año 2014 lo seguimos utilizando para de vez en cuando hacer algo asado o como paso el día sábado, cuando se lo uso para tensar los parches de cuero de más de medio centenar de tambores. Si si es que este sábado acá en Paraná se volvió a realizar el contra festejo, espacio cultural y popular masivo, donde revivimos por un día nuestro pasado negro en el continente, donde nos levantamos llamándonos nuevamente abya yala para por un rato dejar de ser América y revolver en nuestros adentros raíces indias que están ahí dentro.
Y en ese festejo el fuego tiene un espacio preponderante y es que ese fuego y que el humo de esos palos medios verdes nos trajo un poco de negro, un poco de zambo, de mulato. Donde por más que el que este al lado nuestro sea un gringo, cuando arrancaron a sonar los tambores se volvió, tan solo por un ratito, un zulú con lanza en mano. Nos vibra adentro no es muy sencillo de explicar lo que acontece, miren que en estas líneas estoy tratando, pero es difícil si no se lo siente, si no se lo vivencia.
Cuando irrumpen los primeros acordes de las cuerditas de candombe empieza esa vibración por debajo de la piel, se nos revienta una venita y vuelca la sangre de indio, y de negro… y nos volvemos agiles bailarines quienes no lo somos, saltamos cual guerreros bantúes en ese mismo baile y si nos acercan un chico capaz hasta podamos seguir el ritmo.

Ese humo y ese fuego producen milagros en el barrio del tambor, y esos milagros habemos algunos que sostenemos deben repetirse, por eso venimos a gritando desde algunos rinconcitos que nuestras raíces, por mas perdidas y olvidadas que nos quieran hacer creer, de vez en cuando emergen entre el humo y el fuego y posesionan un pedazo de la ciudad.


F. L. G "alias" PaToTa