domingo, 19 de junio de 2016

Dolor

Reacomodaba libros y papeles viejos mientras iba embalando diversos elementos en un par de cajas, se mudaba de vuelta y el parto de una nueva mudanza lo atosigaba de solo pensarlo. Revisaba la biblioteca de forma ordenada, separando los libros por géneros, iban primero los de política, luego los de Historia y por último los literarios… en eso estaba cuando del interior de un libro cae una foto y una carta.
La misiva tenía su letra, por lo tanto era suya, la dedicatoria era para una joven. Una antigua pareja la cual no veía hacia un tiempo estaba prendida con un clip a una foto, la misma era de una noche en un bar donde habían compartido una hermosa velada. Empezó no dándole importancia, es más hasta pensó en tirarlas, termino de embalar las cajas de libros y cuando volvió a la pieza sobre la biblioteca estaban allí, inmóviles, perturbadoras, en un silencio que aturdía, allí estaban la carta y la foto.
Juan Cruz siguió sin darle importancia a la cuestión y se dedico a ordenar lo que quedaba del cuarto y limpiar un poco los pisos. Termino con esas tareas bastante triviales y sobre la biblioteca permanecían incólumes  ambas cosas,  opto después de mucho dar vueltas por leerla y para ver que hacía con ellas. Se sorprendió gratamente después de los primeros tres renglones, estaba bastante bien redactada para lo que sus torpes manos solían hacer, siguió  con la lectura y se percato que era buena la carta por que había traído de inmediato la cara y la figura de la joven Julieta.
La lectura se fue haciendo densa y de golpe de los ojos le brotaron dos gotas que rodaron por su barbada mejilla hasta estallar en el papel, se le aflojaron las piernas comprendiendo que la extrañaba, era imposible no traer su recuerdo y añorarla, pese a que la relación había terminado en pésimas condiciones, la carta continuaba por unas breves líneas mas y Juan cruz no pudo, no llego a leerla, la quito delante de su cara para evitar lagrimear peor y ahí llego, llego la imagen. Si había algo que faltaba era la foto que retratara a ambos sujetos y se quebró, rompió en un llanto desesperado que no entendía bien de donde salia.
Meses largos habían pasado, creía tener todo liquidado con respecto a su ex pareja y entonces el puñal llego en forma de carta cortando los tientos que sostenían la endeble estructura que venía armando. La noche lo encontró acurrucado, sobre una cama vacía abrazado a una almohada que hizo de compañera terapéutica en el momento mientras miraba el teléfono a lo lejos, con una sensación extraña pensando una y otra vez en escribirle.
Lloro más aun en la noche y comprendió la irreversibilidad del cambio y maldijo su memoria, además de la puta suerte de que esa foto adosada a la nota cayera del libro. Por la  mañana se sentó en la cama y no se aguanto más, le escribió saludándola y preguntando trivialidades con el fin de que haya una respuesta. La respuesta nunca llego y volvió a insistir esta vez con el corazón en la mano prácticamente; escribió que la extrañaba, que sinceramente la extrañaba y se hallaba muy dolido.
Por la noche cuando casi no había esperanzas de que llegara un mensaje, el celular sonó y el corrió desesperado a buscarlo, había un mensaje de texto en la casilla con el número de Julieta, la respuesta fue: “yo también te extraño, pero acá no habrá final feliz, lo mejor es seguir como estamos, sin vernos”

Lo lapidario del mensaje lo abatió, lo demolió en cientos de pedacitos... esa noche se hundió la botella del vino más barato que encontró y se dedicó a insultarse a sí mismo. Hoy varios meses después aún llora y es probable que lo siga haciendo, se dio cuenta que a veces los errores no pueden enmendarse.
F. L. G "alias" P4tOtA