domingo, 15 de abril de 2012

sindrome de idiotes masculino



Prendí la luz, salte del catre donde dormía y salí a la calle. Las caretas habían quedado guardadas en un viejo, baúl, en mis manos llevaba una sola cosa la carta de presentación era un cuore, que tenia por costumbre azotarse por quien no era.
Corrí y finalmente llegue, era tu casa tu viejo salio a la puerta y con la voz metálica que lo caracterizaba y el mal humor de siempre dijo:
- No pibe, anda no más, me dejo dicho que no te quiere ver más.
Que mas podía hacer? Era casi una persecución, una marca pegajosa del 5 aun 10 habilidoso, me iba a odiar, por denso, pesado y encima por ser un salame.
Me arremangue las lagrimas y salí caminando derechito por el medio de la calle pensando en las muchas maneras en que te iba a putear si te cruzaba por la calle o la facu. Que hija de mil... me había ilusionado de nuevo, me había prometido que volveríamos a ser la feliz pareja de siempre y uno es un boludo, por que le cree, le crees a esa sonrisita de diosa, por que el cabello negro y largo te obnubila, por que le tomas la cintura y tocas el cielo con las manitos. UNO ES UN BOLUDO así con mayúscula. Pareces ese 5 de marca pegajosa que dije más arriba, por que? por que corres, metes, entregas todo. El drama es cuando desde la tribuna bajan puteadas te das cuenta por que es un boludo uno.
Bue camine, me propuse tratar de olvidarme pensar en el día de mañana en el laburo, en el taller que estaba hecho un quilombo y en los 3 autos que el jefe dijo había que terminar, me fume un atado y me acosté a dormir mascullando bronca entre repetirse el boludo cortantemente y decir será yegua.
Siendo las 8 de la mañana abrimos como todas las mañana el taller, la noche había sido un tormento pero el patrón no entendía de esas cosas, así que me dispuse a ponerme a trabajar, cuando paso por la puerta... todo pero todo lo que había pensado se atasco en la garganta y salio un chau, al que respondió ella con una sonrisa cómplice... Y Así nos va en la vida todo por ser tan boludos.

domingo, 1 de abril de 2012

Literatura romantica.


Sebastian deambulaba hacia más de dos años en una ciudad que el veia semi desierta, ciudad que carecia de sentido, y de espacios aptos para el... andaba bastante adolorido para ser exactos. Durante ese tiempo, era presa del dolor del dagaso que una niña había dado punzaso más que certero que había dado justo en el corazón... Tuvo momentos donde los dolores se aletargaban con la llegada de alguna cura momentanea, pero despues de unos días volvia a sentir las inseguridades de siempre y otra vez sopa.
Este Joven de estatura promedio, brazos fuertes, manos curtidas, cabello largo enrebelado, ojos negros bien profundos como un mar se sentia falto de varios sentimientos tan humanos... Un día caminando después del laburo cruzo por calle España y vio lo que es un primer momento creyó era una diosa nórdica o algo parecido. Esta flaca de cabello castaños claros, ojos verdes y figura envidiable caminaba al frente suyo... Creyó necesario seguirla un poco en pos de admirarla más y ver si lograba al menos cruzar cuarta palabra con ella, la joven en cuestión paro sobre la vereda frente a la vidriera de una librería y se quedo mirando el se paro en seco acto seguido se mando para adentro d la librería escudriñando entre viejos libros medio entre avergonzado, medio disimulando que la venia siguiendo.
Antonella (así se llamaba ella) ingreso y se dirigió directo a la caja consultando sobre un libro de Eduardo Galeano que oportunamente el vendedor informo estaba AGOTADO, Sebas en un rapto de locura se le acerco y le hablo medio entre dientes, diciéndole que el lo podía conseguir si ella así lo deseaba. Antonella lo miro con algo de desconfianza pero hacia mas de dos meses andaba atrás del libro así que opto por asentir la propuesta y salieron del lugar charlando y buscaron la plaza que estaba a media cuadra estaba la plaza en la cual se sentaron.
Ella nunca pensó que estaba hablando con una persona que a futuro seria un tipo muy especial en su vida, Sebastian que venia de 2 años de cuasi oscurantismo veía como esa sonrisa ancha de ella le iluminaba los ojitos y aclaraba un poco el alma que estaba en vela hacia tiempo. Charlaron de trivialidades nombres, pasados, lugares, gente en común, estudios... etc. el pidió algún contacto para con ella y se comprometió para dentro de 6 días tener el libro en sus manos. No sabía el lío en el que se había metido, pero tenia claro que en 6 días iba a volver a verle la cara al ángel este caído del mismísimo cielo.
Se metió a la Web ni bien llego a la casa y trato de ver si por ese lado podía conseguir el libro del autor oriental y nada... Justo la venia a ofrecerse, tres libros tenia en su casa dos de la 2da guerra mundial y uno que su hermana se había olvidado de autoayuda de Coelho, no se podía dar por vencido. Llamo a un viejo amigo viajante, que habían trabajado juntos, el casi semanalmente iba a Buenos Aires, a buscar mercadería y hacer unos cobros, le encargo casi rogando le consiguiera dicho libro el mientras iría viendo si en la ciudad podía rastrearlo.
En los días subsiguientes uso como motor de búsqueda el verle la sonrisa a esta señorita nuevamente después del laburo, se escapaba un ratito antes que cierren los comercios y chusmeaba las librerías en un trajín casi desesperado, no aparecía el libro... Un día antes de la fecha limite Carlos su amigo viajante le llama diciendo que no había conseguido nada en baires tampoco estaba... Drama, desastre, bochorno, papelón fueron palabras que le vinieron a la cabeza. Con que cara la iba a mirar al otro día, con que voz iba a explicarle que había incumplido la promesa estaba a un paso del descenso.
La mañana despunto radiante como la mayoría de los días de Febrero el calor era moderado, se empilcho y arranco cabizbajo al encuentro con la joven, llego al mismo banco de plaza, con las mejillas coloradas y bastante abochornado explico que nada tenia, el libro o había aparecido.
- Ya lo sabia, el libro no e consigue contesto.
Se le estremeció la cabeza y entre el bochorno y la turbada de marote, balbuceo
- Como?
- Claro el libro no se consigue, esta agotado.
- No entiendo...
- El libro no esta, no lo consiguió hace años, pero tu actitud me pareció tan servicial, te mostraste tan interesado que no podía decirte no, te deje hacer. Además tenía la oportunidad de verte de nuevo.
Replico ella
Se sintió liviano, casi que etéreo, se quedo callado, con un silencio blando que le permitía sentirse blando. Levanto la vista y se sonrío, ella le regalo una exhibición de belleza y casi al unísono se miraron a los ojos. El cielo los envolvió y el mundo se volvió burbuja solo para ellos hubo besos, caricias y amares que se fueron traduciendo con el paso de los días... Hoy 14 años después los miro y están igual embelezados mirándose de la misma forma a diario, mamá y papá siguen siendo la misma pareja y por lo que a mi me contaron amigos de ellos se siguen queriendo como en aquel día de febrero en la plaza del pueblo.